Lo que dice la oposición para bloquear el uso de los fondos para pagar la deuda externa,
Uno por uno, los argumentos que rebaten las pontificias afirmaciones que la oposición viene haciendo sobre las reservas del Banco Central.
Falacia 1. “Pretenden pagar la deuda con las reservas a través del endeudamiento constante.”
El karma de los argentinos sigue siendo la convertibilidad: con ese sistema nos convencieron que las reservas sólo se pueden conseguir con deuda. La convertibilidad tuvo como propósito central sobrevaluar el peso para permitir la mayor fuga de capitales que tenga memoria el país: pesos caros contra dólares baratos. Esa distorsión impidió que la sociedad pudiera utilizar el saldo de la balanza comercial para financiarse. A diferencia de la convertibilidad, las reservas que se han ganado desde el 2003 a la fecha son el resultado de una política económica que combina tipo de cambio administrado con sostenimiento y promoción de la oferta de exportables.
Falacia 2. “Defender las reservas es defender los salarios de los trabajadores.”
El falso paraíso de la convertibilidad hizo que con pesos caros y dólares baratos se pudieran comprar en el exterior bienes de todo tipo que resultaban más baratos que producirlos en el país para lo cual, dado que no había saldo comercial favorable para mantener semejante consumo, había que endeudarse. El efecto fue desocupación y deuda creciente que se hizo impagable. A diferencia de la convertibilidad, durante la cual el endeudamiento era el motor de la economía, el modelo nacional en curso se sostiene sobre la masa salarial que es, además, el pilar del actual sistema previsional: para el segundo trimestre del 2003, los asalariados registrados eran 4.600.000 y los no registrados, 4.400.000, es decir que el 44 por ciento de los 10.000.000 de trabajadores ocupados, estaba fuera del sistema. Para el segundo trimestre del 2009, los trabajadores registrados fueron 7.200.000 y los no registrados, 4.000.000; la informalidad laboral cayó al 36 por ciento mientras que el número de ocupados totales subió a 11.200.000 trabajadores. La recuperación del trabajo vino de la mano con la recuperación del sindicato a través de las convenciones colectivas: durante la vigencia de la convertibilidad se realizaron anualmente alrededor de 170 convenciones colectivas de trabajo, en los seis años que van de 2004 al 2009 se formalizaron 800 convenios en promedio por año. Durante los últimos tres años, 2007 a 2009, las convenciones colectivas celebradas promediaron 1.200 por año, 700 por ciento más que durante la década que tanto extrañan los vestales de la reservas. La defensa de los salarios se hace promoviendo el empleo y garantizando el ejercicio de los derechos laborales.
Falacia 3. “Cristina se endeuda para financiar el déficit.”
Nuevamente la convertibilidad: el déficit o superávit fiscal no está dolarizado y los ingresos del Estado vía el comercio exterior dependen del tipo de cambio que administra, que no es fijo, y de la política de aranceles que aplica.
Falacia 4. “La independencia del Banco Central está afectada por el Gobierno que no vacila en tomar medidas que ponen en riesgo la estabilidad cambiaria.”
El Banco Central no es independiente ni autónomo, sino autárquico: tiene capacidad para administrarse pero dentro de las normas que le fija un poder superior. La política cambiaria es una parte de la política económica que es competencia del Gobierno y no del Banco Central.
Falacia 5. “Decir que las reservas se usarán para pagar la deuda, es, en realidad, decir que se usarán para pagar los gastos del Estado.”
Las reservas tienen dos fuentes: el superávit de la balanza comercial que ocurre cuando las exportaciones son mayores que las importaciones, y el ingreso de fondos del exterior. En el primer caso, las reservas son ganadas por el país y corresponden a la Nación a través del Estado que es quien suministra pesos contra monedas extranjeras. En el segundo, son de los prestamistas o inversores. Las reservas son existencias en caja que se definen en función de la administración del tipo de cambio y de los compromisos externos que la economía nacional deba afrontar cada año. La política económica es la encargada de dar coherencia y legitimidad al manejo de esos saldos permitiendo que estén disponibles para respaldar compromisos públicos y privados.
Falacia 6. “La utilización de las reservas para financiar el déficit ha tenido en la Argentina una tristísima historia, que siempre desembocó en crisis muy fuertes con costos altísimos para los tenedores de moneda local, de deuda o de depósitos bancarios.”
Las crisis de endeudamiento y cesaciones de pagos internas y externas fueron originadas por gobiernos al servicio de de los sectores más concentrados de la economía. Recordemos: tablita cambiaria (1979-1981); estatización de la deuda privada (1981-1983); convertibilidad (1991-2001); plan Brady (1993);dolarización de la economía que no llegó a formalizarse a pesar de la solicitud que Pedro Pou, presidente entonces de un Banco Central que era elogiado por su independencia, hiciera la Reserva Federal de los Estados Unidos en el mes de marzo de 1999; blindaje (enero 2001); megacanje (mayo 2001); canje de deuda pública nacional por préstamos garantizados (noviembre 2001); declaración del default por Rodríguez Saá (diciembre 2001) presidente semanal que renunció rodeado de su familia y envió la renuncia por el Edecán presidencial para que la presentara a “quien corresponda”; un año después Menem lo acusaba de “haber tirado todo por la borda”. El origen de las desgracias argentinas no está en la utilización de las reservas sino en proyectos políticos que privilegiaron a intereses particulares por sobre el interés general.
Falacia 1. “Pretenden pagar la deuda con las reservas a través del endeudamiento constante.”
El karma de los argentinos sigue siendo la convertibilidad: con ese sistema nos convencieron que las reservas sólo se pueden conseguir con deuda. La convertibilidad tuvo como propósito central sobrevaluar el peso para permitir la mayor fuga de capitales que tenga memoria el país: pesos caros contra dólares baratos. Esa distorsión impidió que la sociedad pudiera utilizar el saldo de la balanza comercial para financiarse. A diferencia de la convertibilidad, las reservas que se han ganado desde el 2003 a la fecha son el resultado de una política económica que combina tipo de cambio administrado con sostenimiento y promoción de la oferta de exportables.
Falacia 2. “Defender las reservas es defender los salarios de los trabajadores.”
El falso paraíso de la convertibilidad hizo que con pesos caros y dólares baratos se pudieran comprar en el exterior bienes de todo tipo que resultaban más baratos que producirlos en el país para lo cual, dado que no había saldo comercial favorable para mantener semejante consumo, había que endeudarse. El efecto fue desocupación y deuda creciente que se hizo impagable. A diferencia de la convertibilidad, durante la cual el endeudamiento era el motor de la economía, el modelo nacional en curso se sostiene sobre la masa salarial que es, además, el pilar del actual sistema previsional: para el segundo trimestre del 2003, los asalariados registrados eran 4.600.000 y los no registrados, 4.400.000, es decir que el 44 por ciento de los 10.000.000 de trabajadores ocupados, estaba fuera del sistema. Para el segundo trimestre del 2009, los trabajadores registrados fueron 7.200.000 y los no registrados, 4.000.000; la informalidad laboral cayó al 36 por ciento mientras que el número de ocupados totales subió a 11.200.000 trabajadores. La recuperación del trabajo vino de la mano con la recuperación del sindicato a través de las convenciones colectivas: durante la vigencia de la convertibilidad se realizaron anualmente alrededor de 170 convenciones colectivas de trabajo, en los seis años que van de 2004 al 2009 se formalizaron 800 convenios en promedio por año. Durante los últimos tres años, 2007 a 2009, las convenciones colectivas celebradas promediaron 1.200 por año, 700 por ciento más que durante la década que tanto extrañan los vestales de la reservas. La defensa de los salarios se hace promoviendo el empleo y garantizando el ejercicio de los derechos laborales.
Falacia 3. “Cristina se endeuda para financiar el déficit.”
Nuevamente la convertibilidad: el déficit o superávit fiscal no está dolarizado y los ingresos del Estado vía el comercio exterior dependen del tipo de cambio que administra, que no es fijo, y de la política de aranceles que aplica.
Falacia 4. “La independencia del Banco Central está afectada por el Gobierno que no vacila en tomar medidas que ponen en riesgo la estabilidad cambiaria.”
El Banco Central no es independiente ni autónomo, sino autárquico: tiene capacidad para administrarse pero dentro de las normas que le fija un poder superior. La política cambiaria es una parte de la política económica que es competencia del Gobierno y no del Banco Central.
Falacia 5. “Decir que las reservas se usarán para pagar la deuda, es, en realidad, decir que se usarán para pagar los gastos del Estado.”
Las reservas tienen dos fuentes: el superávit de la balanza comercial que ocurre cuando las exportaciones son mayores que las importaciones, y el ingreso de fondos del exterior. En el primer caso, las reservas son ganadas por el país y corresponden a la Nación a través del Estado que es quien suministra pesos contra monedas extranjeras. En el segundo, son de los prestamistas o inversores. Las reservas son existencias en caja que se definen en función de la administración del tipo de cambio y de los compromisos externos que la economía nacional deba afrontar cada año. La política económica es la encargada de dar coherencia y legitimidad al manejo de esos saldos permitiendo que estén disponibles para respaldar compromisos públicos y privados.
Falacia 6. “La utilización de las reservas para financiar el déficit ha tenido en la Argentina una tristísima historia, que siempre desembocó en crisis muy fuertes con costos altísimos para los tenedores de moneda local, de deuda o de depósitos bancarios.”
Las crisis de endeudamiento y cesaciones de pagos internas y externas fueron originadas por gobiernos al servicio de de los sectores más concentrados de la economía. Recordemos: tablita cambiaria (1979-1981); estatización de la deuda privada (1981-1983); convertibilidad (1991-2001); plan Brady (1993);dolarización de la economía que no llegó a formalizarse a pesar de la solicitud que Pedro Pou, presidente entonces de un Banco Central que era elogiado por su independencia, hiciera la Reserva Federal de los Estados Unidos en el mes de marzo de 1999; blindaje (enero 2001); megacanje (mayo 2001); canje de deuda pública nacional por préstamos garantizados (noviembre 2001); declaración del default por Rodríguez Saá (diciembre 2001) presidente semanal que renunció rodeado de su familia y envió la renuncia por el Edecán presidencial para que la presentara a “quien corresponda”; un año después Menem lo acusaba de “haber tirado todo por la borda”. El origen de las desgracias argentinas no está en la utilización de las reservas sino en proyectos políticos que privilegiaron a intereses particulares por sobre el interés general.
1 comentario:
La falacia 4, como han abusado de ella. Una de las que más a calado en la clase media que le dió importancia a este asusnto.
Muy buen post.
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