miércoles, 31 de diciembre de 2008

Bienvenido 2009!!!!!!


Ya sea porque fué un año al que vale la pena despedir o porque queremos iniciar uno que se proyecte mejor, este 31 de diciembre por la noche celebremos con ganas. Las opciones son varias: fiesta electrónica, salsera, pachangueras, criollas, en la playa, en la ciudad o al aire libre, pero lo importante es festejar que hace 25 años que vivimos en democracia. Bienvenido 2009!!!

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Una vez más el Estado dice presente

Los fundamentalistas del mercado que han servido de sustento ideológico al capitalismo salvaje y padres del actual descalabro financiero global insisten con sus recetas que llevaron al mundo a la quiebra. El Estado, contra la opinión de la derecha neoliberal vernácula, recupera su centralidad, apostando a fortalecer el consumo interno como salida a la crisis.
Cuando la crisis financiera hizo temblar los cimientos de sus más emblemáticas instituciones y amenazando con derrumbar todo el sistema a su paso, el gobierno estadounidense, desoyendo sus propios consejos, rescató –nacionalizó, en verdad- a los bancos responsables de la virtual quiebra del sistema financiero global, en una multimillonaria intervención estatal jamás vista en la historia. Sin embargo, desde sus devastados escritorios en Wall Street o Londres, los economistas neoliberales no pierden sus reflejos. Unos días atrás, uno de los editores de The Economist escribía: “Los países con exportaciones diversificadas y políticas sanas estarán en mejor posición para sobrellevar la tormenta que aquellos, como Venezuela y Argentina, que han malgastado las ganancias inesperadas que les proveyeron los commodities y que han despreciado a las empresas privadas” Opiniones como ésta se han escuchado durante los últimos treinta años en los que ha reinado el más descarnado neoliberalismo y son las mismas que dieron origen y luego fortalecieron la desmesura financiera. Sus resultados están a la vista.
La actual crisis no es solamente financiera, es la crisis estructural de una revolución conservadora que entregó a la especulación financiera enormes y suculentas franjas del bien común. El ejército político y mediático que defiende este statu quo intenta dar vuelta lo más rápido posible la página de una crisis que ayudó a construir y que generó su propio límite, no sin antes sumir en la pobreza a millones de personas en todo el mundo. El poder económico transnacional siempre trató de acaparar la economía real –la mayoría de las veces con éxito- con la complicidad del poder político de turno, o a pesar de él, presentándose a sí mismo como la única receta posible para empresas y Estados, pero también como el juez supremo de las economías nacionales y capaz de ordenar el desguace de países emergentes como Argentina o Turquía. Aquellos que hoy se indignan por los resultados obtenidos son los mismos que estimularon todas las desregulaciones que permitieron la valoración artificial de la tasa de ganancia capitalista y gracias a la cual se ha gastado sin límites. Resulta evidente que no se trata de un crack “técnico”, que no será posible corregirlo mediante rescates financieros o reparando los “abusos” del mundo de las finanzas; se trata de la caída de un sistema, el mismo tras el cual se afanan aquellos que esperan levantarlo y recubrirlo de una nueva imagen pero que, más pronto que tarde, le infligirá un nuevo golpe sucio a la sociedad.
Nadie discute, ni aún en los países centrales, la necesaria intervención del Estado para poner un piso a la crisis y comenzar a reconstruir el sistema financiero global. La pérdida de riqueza afecta a la economía de los Estados Unidos así como al resto de los países desarrollados, quebrantos que finalmente impactarán en economías de países periféricos como la argentina. Seguramente, las propuestas generales para reemplazar el actual paradigma neoliberal incluirán nuevos marcos regulatorios que, ocasionalmente, eviten futuras crisis de amplio alcance como la actual.
Distintas medidas ha puesto en marcha la Administración Nacional, revalorizando el rol del Estado como generador de políticas tendientes a mantener el desarrollo económico y social logrado –marca de origen del modelo gobernante-, en ayuda de las necesidades básicas de las mayorías y descartando de plano las recetas habituales: los planes de ajuste y de reducción de salarios. La recuperación de la centralidad del Estado en las definiciones macro económicas no significa que los voceros de la derecha política y económica del país, que goza de buena salud, hayan perdido influencia y no continúen disparando sobre el modelo actual para intentar mantener su hegemonía. Una vez más, los resultados dirán quien tuvo razón.