sábado, 29 de marzo de 2008

De esto nadie habla....

Como muchos amigo blogeros, estuve leyendo las distintas crónicas, análisis, ataques y posturas sobre el conflicto del campo. Encontré de todo, como en botica. Realmente me asustaron algunos comentarios dejados en posts. Mucho odio reprimido. Justo es reconocerlo, he visto más del lado campero. Ni aún siendo sociólogo me atrevo a descular el porqué de tales ataques.
Pero el propósito de este post no es analizar las razones de unos y otros.
Desde distintos ángulos se ha tratado el conflicto, pero me llamó la atención la falta de comentarios sobre la real situación impositiva del campo. Ayer, la Presidenta comentó que el IVA es el impuesto que mayor recaudación aporta a las arcas estatales, un impuesto que pagamos todos. Fué en contestación a una afirmación del "chacarero" De Angelis, que dijo que el campo era quien más aportaba al fisco. No es una novedad que los sectores productores en la Argentina evaden. Lo hacen los industriales, lo hace el campo. Buscando un poco de información sobre el tema, me encontré con esta nota del benemérito diario del campo. A confesión de parte, relevo de pruebas.....

INFORME OFICIAL: DATOS CONCRETOS SOBRE LA EVASION AGRARIA

Sobre 8000 propiedades rurales fiscalizadas por imágenes satelitales en el núcleo sojero de Buenos Aires, las dos terceras partes no declararon actividad ni pagaron Ingresos Brutos.

La evasión anual agrícola bonaerense alcanza los $ 1000 millones.
"Si hay evasión, queremos ver las pruebas", dijeron las entidades rurales. Sin pestañear, el director de
la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA), Santiago Montoya, les mostró un mapeo que indica que sobre 8000 propiedades rurales relevadas en la zona núcleo sojera bonaerense los dos tercios no pagaron Ingresos Brutos ni declararon actividad alguna.

"Aquí hay poco que discutir, lo que hay que hacer es pagar", remató Montoya, que afirma que la evasión en la producción agrícola bonaerense asciende a $ 1000 millones.

"El que produce o alquila debería pagar Ingresos Brutos. Y en la zona muestreada, la mejor región agrícola de Buenos Aires, dos terceras partes de los campos no declararon nada", dijeron fuentes de ARBA. "Acá hay un tema cultural, hay mucha informalidad en la comercialización, y eso va a tener que terminar. Con el control satelital, instrumentado a través de un convenio con
la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, podemos ver todo", explicaron en ARBA, para luego agregar que, a partir de este año, los controles por satélite pasarán de ser mensuales a quincenales.

Sociedades fantasma

Según
la repartición, la mayor fuente de evasión es el no pago de Ingresos Brutos en los campos alquilados, que, según números de la propia agencia, serían el 70% de los campos bonaerenses.

Otra vía de evasión impositiva se da en la venta de granos a través de sociedades fantasmas. "Hay sociedades que simulan una venta que no existió y hacen de intermediarios entre el productor y el acopiador/exportador para que a éste le llegue la mercadería en blanco. Después, cuando
la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) investiga, resulta que esas sociedades no aparecen y no pagaron IVA ni nada", dijo Carlos Avellaneda, productor, exportador y titular de la Bolsa de Cereales del NOA SA.

"También encontramos irregularidades en comercialización y acopio, ya que detectamos muchos silos no declarados", afirmaron en el organismo recaudador.

Estos datos fueron exhibidos en la reunión que tuvieron
la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) y la agencia que comanda Montoya. De acuerdo con ARBA, las cifras dejaron "mudos" a los productores de Carbap, y aunque la reunión fue "muy tensa", se terminó acordando un encuentro futuro entre ambas partes para discutir cómo instrumentar un nuevo régimen de control agropecuario. LA NACION no consiguió comunicarse con Carbap para contrastar esta información.

Jorge Solmi, director por Buenos Aires para
la Federación Agraria Argentina (FAA), acusó a Montoya de tergiversar la realidad. "Primero, la actividad agrícola estaba exenta de Ingresos Brutos hasta hace poco, lo que puede generar confusiones en algunos pequeños agricultores. Eso no significa evasión, porque el campo es una fábrica a cielo abierto. En segundo lugar, los arrendamientos están exentos por ley de pagar Ingresos Brutos", dijo Solmi. "Lo que busca Montoya es tirar esta bomba para tapar los revalúos fiscales que está haciendo, que llegan hasta el 105% y no tienen justificación alguna", agregó el directivo de FAA.

El único en dar la razón a los dichos de Montoya fue Avellaneda. "Decir que no hay evasión en el campo es una hipocresía, todos sabemos que la hay. Y hay que reconocer que en esto el Gobierno ha sido muy eficaz en bajar los niveles, con medidas que blanquearon la actividad, como la carta de porte", dijo Avellaneda.

Números nacionales

En el nivel nacional, la evasión en granos también preocupa al Gobierno. Por eso, desde hace algunos años
la AFIP lleva a cabo acciones para suspender a los operadores irregulares.

De acuerdo con los datos del Operativo Granos 2007 de
la AFIP, esta repartición excluyó del sistema, por operar en negro, a 4573 operadores de granos, hizo embargos a morosos por 10 millones de pesos y, por la interrupción de operatoria marginal en granos, evitó una evasión en el IVA en el orden de los 80 millones de pesos, y en Ganancias, de 320 millones de pesos.

Datos de la evasión, según el gobierno

Sobre 8000 propiedades rurales fiscalizadas por imágenes satelitales en el núcleo sojero de Buenos Aires, las dos terceras partes (70%) no declararon actividad ni pagaron Ingresos Brutos. Montoya calcula que la evasión anual de la actividad agrícola bonaerense alcanza los 1000 millones de pesos.

Según el funcionario, otros fuertes nichos de evasión están en las operaciones a través de sociedades fantasma, la venta de maíz para engorde y las operaciones de los molinos.

El Operativo Granos 2007 encarado por
la AFIP excluyó del sistema a 4573 operadores de granos por operar en negro e hizo embargos por 10 millones de pesos.

Por interrupción de operatoria marginal en granos, en
la AFIP calculan que en 2007 se evitó una evasión en el IVA en el orden de los 80 millones y en Ganancias, 320 millones (400 millones del total).

Los controles de AFIP en 2007 también alcanzaron a los transportistas de granos, un sector que mostró un 64% de irregularidades en los choferes con relación de dependencia relevados y 35.000 choferes no declarados en el sistema de seguridad social.

Fuente: Mercedes Colombres -
La Nación

lunes, 17 de marzo de 2008

El Ministro Marañao

El sábado leí en la Revista Eñe un recuadro donde se mentaba la reunión del Ministro "Marañao" con los "Jóvenes científicos Precarizados" (JCP). Más que llamarme la atención el nombre del conjunto, me sorprendieron las declaraciones del "ministro" (del lat. minister. m. Alguacil o cualquiera de los oficiales inferiores que perseguía el delito), y que reproduce el Grupo de Gestión de Políticas de Estado en CyT. Cito: "El ministro desconoció la relación laboral que existe de hecho entre el Estado y los becarios de CyT. Por un lado criticó una supuesta aspiración de pase a planta permanente, que nunca ha sido planteada por JCP, y que tampoco está contemplada en el Proyecto de ley de Régimen Laboral para Investigadores en Formación. Por otro lado, asoció el reconocimiento de los derechos laborales con una reducción del número de cargos a asignar debido a los costos de las cargas sociales. Este concepto desconoce que la jerarquización del sistema científico ...requiere de por sí un importante aumento presupuestario. El Ministro llegó a preguntar ¿para que quieren aportar al sistema jubilatorio?" Como si esto fuera poco: "El Viceministro afirmó que pretenden un acortamiento de las carreras de grado -para conseguir que se terminen en un tiempo más razonable (...), bajar la edad en que las personas se reciben y, de esta manera, poder tener un período de formación doctoral de 5 años, dentro de un plazo razonable, cuando la persona no ha adquirido compromisos tales como formar una familia-; y agregó -estoy hablando de un período acotado en el cual es tolerable esta situación de precariedad intrínseca a la beca-.
¿Alguien le habrá avisado al ministro (así, con minúscula) , que ya no trabaja en la actividad privada y su deber es velar por los intereses de quienes dependen de su administración". Sin palabras.

sábado, 15 de marzo de 2008

Reflexión sobre el INDEC

Leía hace un rato el post del amigo el generico, Espacio dedicado a la reflexión, y creo que sería bueno aclarar algunos puntos. No voy a defender a Moreno, (él lo puede hacer solo). No lo digo con mala leche, pero si alguien se tomara el trabajo de investigar o leer un poco, estas preguntas no seguirían dando vueltas. Echemos un poco de luz sobre el tema.
Nº1- La principal razón para cambiarlo reside en que, filosóficamente, este índice no mide el universo que se espera. Desde 1933 hasta 1987, la población objetivo eran los obreros industriales o asalariados de la industria o el comercio; de 1988 a 1998 se excluía el 5% de la población de mayores ingresos (en términos marketineros, se dejaba afuera a la mitad del segmento ABC1). Entonces, hasta 1987 consideraba al 85% de la población, y hasta 1998 tomaba al 95%. Se está proponiendo volver a una canasta "obrera" (aunque a más de uno le suena peyorativo, es la gente que aporta la mayor parte el PIB), es decir, para el 85% de la población. ¿Esta mal? No me parece. Nº2- Hasta 1998 la canasta estaba compuesta por 557 variedades, desde entonces se relevan 818. En el medio se fueron suplantando bienes y servicios nacionales por otros importados a las canastas, que creaban una deflación artificial, inflación importada que le dicen; en 1999 se acelera este cambio en la composición de la canasta ¿Alguien vió las 818 variedades? Una ridiculez. Nº 3- Hasta el año 1998, las ponderaciones le daban más peso al consumo "popular" (aunque ya no lo eran tanto). Desde 1999 aparecen con mayor ponderación bienes y servicios alejados del consumo medio, ¿cuánta gente suele comprar un paquete turístico a Miami?, bueno, eso pesa 8.7%. Nº 3- Nadie dijo que este índice sea una maravilla. Por lo antedicho, no lo es, pero cambiarlo no es tan sencillo. ¿Qué factores juegan en contra? En primer lugar, si no hubiera bonos atados al CER, nadie putearía al IPC. Seamos francos, 600 millones de dólares mensuales mueven muchas voluntades. Imagínense, si tuvieran la posibilidad de conocer el valor del IPC solo 2 días antes que el público y se lo cuentan a un trader para que haga alguna diferencia, ¿cuánto vale eso? Por otro lado, a pesar de que los muchachos de ATE critican la confección actual, nunca aportaron más que vaguedades, ¿por qué? una pista, ¿a qué sindicato están afiliados los encuestadores del IPC? ¿Acertó? Una más, hay mucha gente interesada que no se cambie la canasta, ni el universo de población, porque, ¿que tiene de malo un poco más de aumento de precios?, sobretodo si eso aporta unos mangos de los bonos.
Espero aportar algo de luz.

domingo, 9 de marzo de 2008

INDEC, the show must go on.....


Leyendo esta mañana Página 12, me encuentro con un reportaje a Marcó Del Pont, con un título que tiene mucho de mala leche:“Necesitamos un IPC que sirva a todos”. En la nota, la entrevistada explica cuál será su política en el Banco Nación, y sólo 40 de las 1089 palabras que tiene la nota son sobre el INDEC, pero son suficientes para que el periodista las use para titular la nota. ¿Interés o falta de noticias? Me inclino más por lo primero. ¿Cuándo en los últimos 20 años hemos presenciado una batalla tan feroz sobre un índice de precios al consumidor? Que yo recuerde, plata en juego o intereses políticos han sido los motores de las peleas. La última fué cuando el Ministro Lavagna se molestó cuando el INDEC le decía que había más pobres de los que él quería y despidió a Del Bello. Claro, con bonos atados al CER, lo que está en juego es muuuucha plata. Y no son sólo los bonos a los cuales se refiere M. Montenegro (¿no eras un periodista pogre Maxi?) en su nota dominical en el diario de Rambón, son muchos más. No es quiera imitar al amigo Baleno, ni de defender a Moreno (él lo puede hacer solo) pero me parece que algo huele a podrido en Dinamarca. Si miran un poco el informe mensual que publica el Instituto Argentino de Mercados de Capitales, los cuales no integran mi lista de amigos, se verá que hay muuuchos más bonos atados al CER que los que menciona Montenegro en su nota. Esto significa que hay mucha más plata involucrada y no toda se paga en el 2029. Hace unos meses escuché (ya no recuerdo dónde) que el país se "ahorró" unos $6000 millones en el último año con este IPC. ¿Tanta confrontación por el IPC no tendrá que ver con esta cifra? Tantos $$ pueden aliviar la conciencia de más de uno, ¿no?.
Por el tamaño y peso de los contendientes, más que dirimirse una cuestión técnica, la guerra por el IPC parece más un campo de batalla de sectores que poco tienen que ver con la estadística. En el mencionado post del amigo Baleno, se menciona al ex-técnico del INDEC, Ricardo Natalucci, quien en su sitio describe sobre las distintas irregularidades que se estarían cometiendo en el Instituto. A pesar de la longitud de sus comentarios, me pareció interesante que agregara algunos elementos nuevos al debate. El primero, el sesgo plutocrático del Indice actual.
Yo pregunto, ¿alguien se tomó el trabajo de leer la metodología con la cual se construye el IPC? Si la hubieran leído, podrían decir, "son los ponderadores, estúpido". No es el listado con, ¿como decirlo?, su increíbles items el problema (la verdad, no sabía que el promedio de las familias del país consumiera esas cosas), ni la supuesta manipulación de los datos, ya que nadie es tan insensato para cambiar los números que relevan los encuestadores sin pensar que se puede ganar una demanda judicial que seguramente perderá. ¿Qué nos queda? los ponderadores muchachos. ¿Y quién los critica? Nadie. Raro, ¿no?

domingo, 2 de marzo de 2008

Paritarias salariales: ¿salarios vs. crecimiento?

Según la teoría económica neoclásica, los seres humanos son animales pensantes que ante el dilema de enfrentar necesidades infinitas versus recursos escasos, siempre tratan de maximizar la utilidad/beneficio que pueden obtener de sus recursos, léase salarios. Palabras más, palabras menos, es lo que escribieron, por ejemplo, Adam Smith y David Ricardo. De esta forma, se construyó la influyente “ciencia económica”. Tal ha sido su éxito que al día de hoy las nuevas escuelas del pensamiento económico están basadas en la “racionalidad” neoclásica.

En estos días asistimos a un nuevo período de paritarias salariales, donde la demanda más escuchada ha sido la moderación y racionalidad en los pedidos de los dirigentes sindicales. Pero nada se ha dicho sobre las ganancias de las empresas, sobre las cuales no existe pedido de coherencia ni de mesura para contribuir a la estabilidad de la economía; por ejemplo, no alimentar la inflación. Éste es el lado menos visto de la negociación.

Insistentemente se suelen mencionar los más diversos males que aquejarán al país si el Estado no controla las desmedidas pretensiones de los gremialistas ante la negociación salarial. Son habituales los lamentos de los empresarios y sus representantes sobre los decrecientes indicadores de rentabilidad y las consecuencias sobre las inversiones y el crecimiento futuro. Sin embargo, algunos estudios hablan de un panorama distinto. Alejados del discurso del establishment económico local, un grupo de investigadores del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda) demuestra con cifras que la evolución de la rentabilidad empresaria no ha sufrido daños como se suele argumentar. Dicho informe muestra que la tasa de beneficios supera los valores registrados antes de la devaluación y sólo son menores a los obtenidos el año siguiente a ésta, momento en que se produjo una violenta redistribución del ingreso a favor de las empresas. A pesar de las mejoras conseguidas en los últimos dos años, el salario se encuentra en uno de sus puntos más bajos en relación con el producto y las ganancias. Los aumentos de productividad registrados en la mayoría de las ramas industriales han dejado atrás las mejoras salariales conseguidas. El argumento “salarios contra precios” que la “racionalidad” neoclásica explica como resultado de la “avidez” de los asalariados que intentan maximizar sus beneficios es falso. No hace tanto tiempo atrás, un economista del gobierno proponía que los ajustes "salariales se realicen según referencia de productividad sectorial y no según el dato inflacionario".

Así, mientras en Brasil Lula define que “los avances de la modernidad, de las conquistas tecnológicas, deben significar no sólo un mayor aumento de la productividad y rentabilidad, sino también aumentar las horas de esparcimiento del trabajador, mejorar las condiciones de trabajo”, o en Bélgica, ideal que todos queremos alcanzar, hace ya tres años que se alcanzó la gratuidad de los desplazamientos en tren entre el domicilio y el lugar de trabajo; en Argentina, los aumentos salariales son sometidos a un minucioso escrutinio público, cuando no al escarnio, y las ganancias empresarias quedan fuera de discusión en tanto fuente de “prosperidad” general.

Las negociaciones que llevarán al alza los salarios -recuperación dirán algunos- no deberían ser causa de aflicción alguna. Sería esperable que marquen el fin de un período de muy bajos costos laborales, cuya máxima expresión se alcanzó en 2003, pero que “no puede ser la base sobre la cual se desarrolla un país”. El progreso de una sociedad implica también mejoras en las condiciones de vida de su población. No es posible mantener permanentemente una economía con costos laborales degradados y ganancias empresarias extraordinarias. Es innegable que la rentabilidad es el motor de la actividad económica en una sociedad capitalista. La discusión debería girar en torno a cuál es una tasa “normal” y cómo las partes discuten su porción del pastel. El desafío es lograr un mejor esquema distributivo que el actual dentro de una economía en pleno desarrollo.