martes, 23 de noviembre de 2010

El post lo escribe Pablo



Un amigo y ex-compañero de la facultad inauguró su blog, Las patas en la fuente y en esta ocasión le afanamos su análisis sobre las distintas estrategias electorales de la oposición. Un saludo a un nuevo blogger.


El oficialismo fracasó en el tratamiento del presupuesto 2011 y quedó en evidencia que la oposición no existe. Los 138 legisladores que estuvieron ausentes en la sesión del 17 de noviembre eran suficientes para imponer, democráticamente, modificaciones al proyecto.
La Cámara de Diputados está compuesta por 35 bloques. Una frontera móvil separa al oficialismo y sus aliados de los 25 bloques que se diferencian sistemáticamente de las iniciativas del Poder Ejecutivo.
Los problemas de coordinación de este conjunto diverso explican la parálisis legislativa del año 2010, con pronóstico de complicarse más durante el proceso electoral de 2011. El próximo año vencen los mandatos de 65 diputados opositores.
Los partidos más expuestos al riesgo de disminuir su número de diputados nacionales son el Partido Socialista, finalizan sus mandatos 5 de un bloque de 6; la Coalición Cívica, finalizan sus mandatos 12 de 19; y GEN, donde vence el mandato de 3 de sus 5 legisladores.
En el bloque de la UCR que integran 43 diputados, terminan su mandato 16.
Las posiciones más cómodas son las de Proyecto Sur, vence el mandato de uno de sus  5 diputados, y PRO que pone en juego 3 de sus 11 bancas.
En la constelación del peronismo diferenciado del gobierno nacional conviven opositores y oscilantes. El bloque Peronista, presidido por Graciela Camaño está en vías de extinción: 5 de sus 6 integrantes concluyen su mandato. En cambio en el bloque del Peronismo Federal, que preside Felipe Solá, caducan 8 de los 28 diputados. En otros cinco bloques se reúnen 8 legisladores que responden a distintas situaciones provinciales.
A la luz de estos datos pueden analizarse los condicionamientos y estrategias de las oposiciones:
-        Para la Coalición Cívica resulta muy difícil mantener su representación parlamentaria. La estrategia de Carrió parece lógica: apuesta a obtener la mayor cantidad posible de legisladores desde una candidatura presidencial de alto perfil mediático, tratando de minimizar el daño.
-        La UCR está frente a una gran oportunidad: pone en juego relativamente pocas bancas y tiene precandidatos presidenciales competitivos. Desde esta posición puede convocar a una amplia coalición opositora, en la que sus integrantes mantengan o aumenten su representación parlamentaria. Además, la recuperación de su condición de partido de alcance nacional fortalecerá su capacidad para disputar intendencias y gobernaciones. 
-        El Partido Socialista y GEN pueden aspirar a mantener su representación parlamentaria participando de una alianza electoral con el radicalismo. Habrá negociaciones complicadas en Provincia de Buenos Aires, pero todos tienen el incentivo de acordar para sostener una fórmula presidencial competitiva que arrastre en los distritos. El socialismo, además, necesita una alianza para mantener Santa Fe.
-        Proyecto Sur puede consolidarse como partido parlamentarista: pone en juego una sola banca y puede ofrecer la candidatura presidencial testimonial de Pino Solanas, como vehículo electoral para los diputados de centroizquierda opositores al gobierno nacional que finalizan sus mandatos.
-        La posición de PRO es extraña: Mauricio Macri es el candidato opositor mejor perfilado, sin embargo, su bloque debería multiplicarse por 10 para sostener una gestión presidencial. Esta oportunidad de convocatoria y construcción de alianzas, representa también un riesgo a la coherencia y a la eventual gobernabilidad.
-        En el peronismo disidente, la situación de las 15 bancas que se ponen en juego responderá a una dinámica provincial. En términos nacionales, algunos intentarán sumarse a la candidatura de Macri, otros articularán con las alternativas de Rodríguez Saa o Duhalde. Para la mayoría vale la recomendación de desensillar hasta que aclare: la probable reelección de CFK abrirá, el 11 de diciembre de 2011, una nueva dinámica sucesoria dentro del peronismo.