viernes, 30 de septiembre de 2011


Los progres, como la realidad, son un género de la literatura fantástica. Ups.....

domingo, 18 de septiembre de 2011

Ocaña se aleja del Colorado De Narvaez


En la última edición de la Revista Veintitres, en la sección Zodíaco, se publica una pequeña nota sobre la discusión de la émula de Bullrich, la también candidata a diputada Ocaña, con su mano derecha, el ex-radical alfonsinista bahiense Santiago Nardelli -quien supo mantener a la ex-ministra con la generosa caja que tiene como senador provincial- acerca de la idea de plegarse a las fuerzas del no-hace-falta-que-lo-describa Colorado De Narvaez. También adelanta que de ingresar al Congreso formaría un monobloque. Esto último lo veníamos hablando con el Ingeniero , aunque yo le daba un poco más de changüi, pensé que se iba a dar allá por abril de 2012. Esta no es la primera vez que el ex-radical mal aconseja a la ex-estrela anti-corrupción. Fué quien la convenció de ser Ministra de Salud -ella quería ser senadora por la Pcia de Buenos Aires y tenía asegurada la banca-, quien dirigió desastrosamente la estrategia en el ministerio y quien le aconsejó amagar con la renuncia al ministerio 5 veces, la última de las cuales fué aceptada. Con amigos así, no hacen falta enemigos

domingo, 11 de septiembre de 2011


Su menguada fuerza es la más corroída por el orín del fracaso (Verbitsky en referencia a la coalición de Duhalde) Nota acá

Karl Marx tenía razón


Leemos:

Karl Marx tenía razón

Karl Marx pudo haberse equivocado con el comunismo pero, en lo que se refiere al capitalismo, mucho de lo que dijo resultó ser correcto, como señala el filósofo John Gray, quien escribió este artículo para la BBC.
Como efecto secundario de la crisis financiera, más y más gente está dándose cuenta de que Karl Marx estaba en lo cierto.
El gran filósofo alemán del siglo XIX, economista y revolucionario, pensaba que el capitalismo era radicalmente inestable.
Tenía incorporada la tendencia de producir auges y colapsos cada vez más grandes y profundos y, a largo plazo, estaba destinado a destruirse a sí mismo.
A Marx le complacía esa característica: estaba seguro de que habría una revolución popular, la cual engendraría un sistema comunista que sería más productivo y mucho más humano.
Marx erró en lo que se refiere al comunismo. Pero su percepción de la revolución del capitalismo fue proféticamente acertada.
No fue sólo sobre el hecho de que en ese sistema la inestabilidad era endémica, aunque en ese respecto fue más perspicaz que la mayoría de los economistas de su época y de la actualidad.
A un nivel más profundo, Marx entendió cómo el capitalismo destruye su propia base social: la forma de vida de la clase media.
La terminología marxista de burgueses y proletariado suena arcaica.
Pero cuando argumentó que el capitalismo hundiría a la clase media en algo parecido a la existencia precaria de los angustiados trabajadores de su época, Marx anticipó un cambio en la manera en la que vivimos que apenas ahora estamos teniendo que afrontar.


Destrucción creativa

Chico sentado en las piernas de la estatua de Marx
A pesar de que se equivocó, Marx pronosticó lo que iba a suceder.
Para Marx, el capitalismo era la teoría económica más revolucionaria de la historia, y no hay duda que difiere radicalmente de los sistemas previos.
Las culturas de los cazadores-recolectores persistieron con su forma de vida por miles de años, las esclavistas por casi el mismo tiempo y las feudales por muchos siglos. En contraste, el capitalismo transforma todo lo que toca.
No son sólo las marcas las que cambian constantemente. Compañías e industrias se crean y se destruyen en una corriente incesante de innovación, mientras que las relaciones humanas se disuelven y reinventan en formas novedosas.
El capitalismo ha sido descrito como un proceso de destrucción creativa, y nadie puede negar que ha sido prodigiosamente productivo.
Prácticamente todos los que viven en países como el Reino Unido hoy en día reciben ingresos reales más altos de los que habrían recibido si el capitalismo no hubiera existido nunca.
El problema es que entre las cosas que se han destruido en el proceso está la forma de vida de la que, en el pasado, había dependido el capitalismo.


La promesa...
Los defensores del capitalismo argumentan que le ofrece a todos los beneficios que en la época de Marx sólo tenían los burgueses, la clase media asentada que poseía capital y tenía un nivel razonable de seguridad y libertad durante su vida.
El negocio de los mercados es volátil, y ahora estamos sintiendo las consecuencias.
En el capitalismo del siglo XIX, la mayoría de la gente no tenía nada. Vivían de vender su labor y cuando los mercados se debilitaban, enfrentaban dificultades.
Pero a medida que el capitalismo evolucionó -dicen sus defensores-, un número mayor de personas se beneficiaron.
Carreras satisfactorias dejaron de ser la prerrogativa de unos pocos. La gente dejó de tener dificultades todos los meses por vivir de un salario inseguro. Las personas estaban protegidas por sus ahorros, la casa que poseían y una pensión decente, así que podían planear sus vidas sin temor.
Con la expansión de la democracia y la riqueza, nadie se iba a quedar sin una vida burguesa. Todos podían ser clase media.


La realidad
De hecho, en el Reino Unido, Estados Unidos y muchos otros países desarrollados, durante los últimos 20 a 30 años ha ocurrido lo opuesto.
No existe la seguridad laboral, muchas de las profesiones y oficios del pasado desaparecieron y carreras que duran toda la vida no son mucho más que un recuerdo.
Si la gente posee alguna riqueza, está en sus casas, pero los precios de la propiedad raíz no siempre aumentan. Cuando el crédito es restringido, como ahora, pueden quedarse estancados por años. Una menguante minoría puede seguir contando con una pensión con la cual vivir cómodamente y pocos cuentan con ahorros significativos.
Más y más gente vive al día, con muy poca idea sobre qué traerá el futuro.
La clase media solía pensar que sus vidas se desenvolverían en una progresión ordenada, pero ya no es posible considerar a la vida como una sucesión de niveles en los que cada escalón está más arriba que el anterior.
En el proceso de creación destructiva, la escalera desapareció y para cada vez más personas, ser de clase media ya no es siquiera una aspiración.


Ganancia negativa
A medida que el capitalismo ha ido avanzado, ha llevado a la mayoría de la gente a una nueva versión de la precaria existencia del proletariado del que hablaba Marx.
Gray anticipa más disturbios debido a dificultades financieras.
Los salarios son más altos y, en algunos lugares, en cierto grado hay un colchón contra los sacudones gracias a lo que queda del Estado de bienestar.
Pero tenemos poco control efectivo sobre el curso de nuestras vidas y las medidas tomadas para lidiar con la crisis financiera han profundizado la incertidumbre en la que tenemos que vivir.
Tasas de interés del 0% conjugadas con el alza de precios implica que uno recibe beneficios negativos por su dinero y produce la erosión del capital.
La situación para muchos jóvenes es aún peor. Para poder adquirir las habilidades indispensables para conseguir empleo, hay que endeudarse. Y como en cierto momento hay que volverse a entrenar, hay que ahorrar, pero si uno empieza endeudado, eso es lo último que podrá hacer.
Cualquiera que sea la edad, la perspectiva de la mayoría de la gente hoy en día es una vida entera de inseguridad.


Quienes se arriesgan
Al mismo tiempo que ha despojado a la gente de la seguridad de la vida burguesa, el capitalismo volvió obsoleto al tipo de persona que disfrutaba de la vida burguesa.
En los '80s se habló mucho de los valores victorianos, y los promotores del mercado libre solían asegurar que éste reviviría las virtudes del pasado.
Pero el hecho es que el mercado libre socava las virtudes que mantienen el estilo de vida burgués.
Cuando los ahorros se están desvaneciendo, ser cauteloso puede llevar a la ruina. Es la persona que pide grandes prestamos y que no le tiene miedo a declararse en bancarrota la que sobrevive y prospera.
Cuando el mercado laboral es volátil, no son aquellos que cumplen cabalmente con las obligaciones de su trabajo quienes tienen éxito, sino los que siempre están listos a intentar algo nuevo que aparenta ser más prometedor.
En una sociedad que está siendo transformada continuamente por las fuerzas del mercado, los valores tradicionales son disfuncionales y quien quiera vivir de acuerdo a ellos está en riesgo de terminar en la caneca de la basura.


Se desvaneció en el aire
Examinando un futuro en el que el mercado permea todas las esquinas de la vida, Marx escribió en el Manifiesto Comunista: "todo lo que es sólido se desvanece en el aire". Para alguien que vivió en la Inglaterra victoriana temprana -el Manifiesto fue publicado en 1848- era una observación asombrosamente visionaria.
Marx fue el coautor de "El Manifiesto Comunista" con Friedrich Engels.
En esa época, nada parecía más sólido que la sociedad en cuyos márgenes vivía Marx.
Un siglo y medio más tarde, vivimos en el mundo que él anticipó, en el cual la vida de todos es experimental y provisional, y la ruina súbita puede llegar en cualquier momento.
Unos pequeño puñado de gente ha acumulado vastas riquezas pero incluso eso tiene una cualidad de evanescente, casi fantasmal.
En los tiempos victorianos, los verdaderamente ricos podían darse el lujo de relajarse, si eran conservadores a la hora de invertir su dinero. Cuando los héroes de las novelas de Dickens finalmente reciben su herencia, no vuelven a hacer nada jamás.
Hoy en día, no existe un remanso de seguridad. Los giros del mercado son tales que nadie puede saber qué mantendrá su valor, ni siquiera dentro de unos pocos años.


No fue el mayordomo
Este estado de alteración perpetua es la revolución permanente del capitalismo y yo pienso que nos acompañará en cualquier futuro imaginable realísticamente.
Estamos apenas a mitad de camino de una crisis financiera que pondrá muchas cosas de cabeza.
Monedas y gobiernos probablemente caerán, junto con partes del sistema financiero que creíamos seguro.
No se ha lidiado con los riesgos que amenazaban con congelar a la economía mundial hace apenas tres años. Lo único que se ha hecho es obligar a los Estados a asumirlos.
No importa qué digan los políticos sobre la necesidad de frenar el déficit, deudas de la magnitud de las que se han incurrido no pueden ser pagadas. Es casi seguro que lo que harán es manejarlas recurriendo a la inflación, un proceso que está abocado a ser muy doloroso y empobrecedor para muchos.
El resultado sólo puede ser más agitación política, a una escala aún mayor.
Pero no será el final del mundo, ni siquiera del capitalismo. Pase lo que pase, vamos a seguir teniendo que aprender a vivir con la energía errática que el mercado emanó.
El capitalismo llevó a una revolución pero no la que Marx esperaba. El exaltado pensador alemán odiaba la vida burguesa y pensó en el comunismo para destruirla.
Tal como predijo, el mundo burgués ha sido destruido.
Pero no fue el comunismo el que cometió el acto.
Fue el capitalismo el que mató a la burguesía.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Binner no iría a Olivos. Yo tampoco


Según Wikipedia:


La Quinta fue donada por un descendiente de Miguel de Azcuénaga, Carlos Villate Olaguer, soltero y sin hijos, quién respondiendo al prestigio de su bisabuelo materno y también a la tradición altruista y generosa de los Azcuénaga, como digno descendiente de Caballeros de la banda, hijos del solar de Durango en Vizcaya, hizo su donación de la "Chacra de Olivos" al "Superior Gobierno de la Nación Argentina", con la condición de que fuese Residencia Presidencial. En efecto, siendo joven pero sintiendo declinar su salud (murió a los cuarenta y seis años) hizo un testamento en el cual expresaba que su voluntad era ceder la residencia al Gobierno nacional, para que allí hagan la «quinta presidencial», y agregaba:
...En caso que el gobierno no aceptara esta donación, es mi voluntad que sea construido un gran parque, dándolo al Gobierno nacional para beneficio público1
Es así, que el Presidente de Argentina está obligado a vivir en ella para que el legado no se pierda; de lo contrario, volvería la propiedad a los descendientes del clan Azcuénaga-Basavilbaso-Santa Coloma.

Es el mismo tipo de boludez que hizo De La Rua con la venta del Tango 01. De todos modos, la posibilidad de que Biner llegue a Presidente es la misma que tengo yo de ser ministro.

La oposición decidió citar a Schoklender al Congreso



En los próximos días, los principales bloques de la oposición impulsarán la convocatoria a la Cámara de Diputados de Sergio Schoklender, ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, para que amplíe sus recientes denuncias sobre supuestos pagos de gastos de la campaña del kirchnerismo con fondos de la fundación que preside Hebe de Bonafini . Nota

No le demos más pasto a la oposición. Lo mejor que puede hacer Oyarbide es meterlo en cana y dar una muestra de autoridad.