jueves, 19 de junio de 2008

Los cibergolpistas llegaron a The Economist

Leyendo una nota del día de hoy sobre el conflicto agropecuario argentino en "The Economist", encuentro un comentario a esa nota de los acostumbrados cibergolpistas que acostumbran llenar los comentarios de los diarios y de algunos blogs. El "comengolpista" pone al país a la altura de lo que sucede en Sierra Leona.
Lean el comienzo de su "prosa" democrática:
Es bueno ver que mi opinión (y la de muchos otros argentinos) es compartida por un diario internacional tal como The Economist. Hemos visto con creciente preocupación cómo el poder acumulado por nuestro presidente anterior, con un congreso adicto y una carencia de la implicación de los votantes en las elecciones parlamentarias y regionales ganadas del gobierno en los años después de la asunción de Sr. Kirchner.

Sin palabras.

miércoles, 11 de junio de 2008

Curiosidades de la inflación cuyana

A partir de un post en otro blog (del amigo Elemaco), y como hace un tiempo escribí una columna sobre ese tema, mejor dicho, tomando los casos más curiosos, por números y por las razones que sustentaron los números. Transcribo la columna a continuación.

Siempre surgen curiosidades al repasar algunos datos. Mendoza y San Luis son las jurisdicciones donde se registraron, de las siete en las que se relevan datos para el IPC Nacional, las mayores subas de precios. De acuerdo con los datos del INDEC, la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de San Luis entre los meses de diciembre de 2005 a abril de 2007 –es decir 17 meses- fue de 14%; en cambio dicha variación para el período comprendido entre los meses de mayo a octubre de 2007 –o sea 6 meses- fue de 14,9%; en este último caso, el aumento en San Luis triplicó al promedio –excluyendo a Mendoza- de las otras 5 jurisdicciones del interior que reportan sus cifras. Si observamos los datos de Mendoza, nos encontraremos con una situación similar. Entre diciembre de 2005 y abril de 2007 -17 meses-, la variación fue de 17,5% y, entre febrero y octubre de 2007 –es decir, 9 meses- fue de 15,3%; en el último período mencionado, el aumento casi duplicó al promedio registrado –excluyendo a San Luis- en las restantes provincias. Así, se destaca una gran disparidad en la evolución de los precios al consumidor entre cinco de las jurisdicciones relevadas y las estadísticas oficiales de las provincias de Mendoza y de San Luis. Como resultado, mientras que en San Luis el aumento para todo 2007 supera el 20% -en Mendoza es del 16%-, en la Ciudad de Buenos Aires resulta inferior al 8%, o en Catamarca es menor al 10%.
Versiones interesadas indicaron que no sólo se cambiaron los datos de Mendoza, sino de otras jurisdicciones, lo que habría permitido alinear la inflación provincial con el IPC del área metropolitana. Más aún, los “críticos mediáticos” de la estadística oficial afirman sin pudor que la inflación de Mendoza y de San Luis durante los períodos mencionados era la “real”, en tanto éstas mediciones provinciales habían logrado escapar al “largo brazo” del Gobierno de Néstor Kirchner. Una afirmación ardua de sostener, si se toma en cuenta que en el último trimestre de 2007, el aumento del mencionado índice puntano fue de 0,57%, un tercio del registrado en el Gran Buenos Aires. ¿El gobernador de San Luis se hizo oficialista? No lo parece. Una mirada maniquea podría suponer que el período electoral metió la cola. Nadie podrá afirmarlo con toda seguridad, pero la duda -con los números en la mano- difícilmente podrá disiparse. Tomemos en cuenta que a fines de 2006, una publicidad muy repetida en la televisión nos informaba que en la provincia administrada por los Rodriguez Saá se registraba la menor inflación del país, pero sólo tres meses después, según sus propios registros, la situación cambió abruptamente. El Director Provincial de Estadísticas y Censos defendía el crecimiento del índice afirmando que en San Luis “medimos el precio que el consumidor paga, en cambio el INDEC calcula sobre los precios que le informan los empresarios”. Un conocedor de la política de la provincia diría: “puro cálculo político de los Rodríguez Saá”.
¿Y en Mendoza que pasó? Para algunos especialistas, la respuesta no se encuentra en Mendoza, sino en el IPC-GBA que, por las supuestas modificaciones introducidas en el índice, “mide mal”. La ex-directora de Estadística e Investigaciones Económicas de esa provincia, Patricia Jiménez, agregaba: “supongo que en Buenos Aires los acuerdos de precios harán que allá los precios estén más contenidos. Pero acá, a esta altura, ya casi no quedan precios acordados". Y señaló otros posibles factores, como el aumento del boleto de transporte urbano, de $ 0,90 a $ 1,10, y las cinco nevadas que encarecieron las frutas y verduras. Las disputas locales, en sordina, podrían haber “condimentado” la canasta local ante una reñida elección mendocina. Una vez definidos los ganadores y perdedores de las elecciones, las cifras volvieron a su curso habitual.
Con mucho de manipulación política y mediática de por medio, el coro de supuestos progresistas y el aporte de la tecnocracia económica al servicio del establishment económico local, han sometido al INDEC a una ruidosa y espectacular parafernalia comunicacional para condenar su labor, situación esperable, más no deseable, en tiempos electorales. Superada la etapa comicial, la legión de economistas opositores al modelo insufla nuevas dudas. Ahora, debajo de varias de estas opiniones fundadas en mediciones privadas -muy poco transparentes y que se basan en versátiles canastas, algunas muy “caseras”- que muy lejos se encuentran del fenómeno que dicen medir, subyace una simple intención: mostrar que estamos en el comienzo de una espiral inflacionaria, buscando así justificar disparatados reclamos. En definitiva, se trata de “embarrar la cancha”. Desautorizando el IPC que mide el INDEC, lo que se genera es incertidumbre, “sensaciones térmicas” mal medidas, en suma, desacreditar el amplio abanico de indicadores positivos para la gestión gubernamental. Y genera un buen negocio para las consultoras privadas y para las distintas expresiones del poder neoliberal nativo. Nada más.

domingo, 8 de junio de 2008

El campo evade, chocolate por la noticia....

Leo una nota del Perro Verbistky en Página 12 de hoy, donde una vez más se expone una de la mayores razones del lockout del "campo". Me dí una vuelta por los blogs amigos, y salvo Musgrave, que retornó de su "exilio blogger", nos entrega algunas ideas para empezar a discutir. nadie más parece darle entidad al tema. El tema ya lo traje a colación acá y acá. Creo que presos de la agenda que los medios instalan, en aras de ver lo urgente, nos olvidamos de lo necesario. Volviendo a Musgrave, me parece que su argumento falla en un punto. Si bien es cierto que las retenciones se les cobra a los grandes exportadores, el esquema de devolución a los pequeños productores permitiría deducirlo de Ganancias. Pero, siempre hay un pero, no creo que ésto sea un incentivo para que blanqueen sus ingresos. Hay que tener en cuenta que el costo de blanquear los ingresos es mayor que el de soportar el impuesto. Maximización de beneficios que le dicen. Conozco un poco a la gente del campo -Mariano, no sos el único que los conoce-, por provenir de familia del campo, a quienes permanentemente escucho quejarse de que les va mal, pero claro, a sus hijos los mandan a estudiar a Bs. As. con lo que papá saca del campo. ¿Está mal que el chico venga a estudiar? Nooo!! pero hay que tener en cuenta que esa Universidad también la costeamos los contribuyentes de la 4º categoría, que sí pagamos impuestos, y gente que ni siquiera alcanza un salario para ser un contribuyente de Ganancias. Éste no es más que un mero ejemplo de las inequidades del reclamo de un sector de la población que obra en desmedro de otros sectores, que no tienen la capacidad de presión con que ellos cuentan. En cualquier manual de sociología podrán encontrar que la única forma de solucionar esta asimetría es a través del poder del Estado. No creo que nadie que cree en la Democracia pueda opinar lo contrario. Sólo aquellos a los que la Democracia no les interesa como forma de vida, pueden hacer oídos sordos a este justo reclamo. ¿Será por eso que históricamente han sido la punta de lanza o financistas de los sectores golpistas?

Ah, un dato más, a esos señores que dicen que pierden plata y se comparan con un trabajador más, hay que recordarles que quienes poseen 100 hectáreas son propietarios de un activo de no menos de 400 mil dólares, bastante más de lo que muchos podemos llegar a juntar.

sábado, 7 de junio de 2008

Reflexiones sobre la pobreza

Alrededor de la cuestión de la pobreza hay bastante confusión. Los "analistas" han hecho bastante poco para contribuir a una discusión clarificadora del tema. Es más, han agregado más confusión. Estos "especialistas" en economía y política, por que no hay tema que no toquen, han sabido construir una realidad para los medios, que los convocan para eso, que a mi criterio, dista de la realidad. Mirando algunas estadísticas oficiales, algunas oficiales, dando una oejeada a la calle, hablando con gente del común (cuánto te extrañamos Bordieu), veremos que la realidad no es tan así como nos la cuentan. También hice un poco de "arqueología en la blogósfera, encontrando no solo disímiles argumentos para explicar el mismo fenómeno, sino que algunos autores van cambiando de perspectiva a medida que van incorporando variables a las discusiones. La nota más clara que encontré fué la de Basualdo, con quién acuerdo 100%. Dichho esto, creo que me convierto en un feroz kirchnerista, ¿no? La verdad no es algo que me preocupe. Van a continuación unas líneas sobre lo que considero sobre la pobreza.

Algunas reflexiones sobre la pobreza
En mayo pasado, el INDEC difundió el informe sobre incidencia de la pobreza e indigencia. Casi inmediatamente, un coro de “especialistas” y “consultores privados” –e inclusive la Comisión Episcopal de la Pastoral Social- desacreditaron los resultados. El clima de conflicto en que vive el país en los últimos dos meses ha endurecido el discurso descalificador e incrementado la difusión de una lamentable sucesión de falacias e inexactitudes por parte de los distintos medios y de los supuestos “especialistas” hacia cualquier información difundida por el Gobierno Nacional. La intemperancia de algunos personajes, de la mano del oportunismo de una oposición mediática polimorfa -y travestida-, trata de impedir ver lo que hay que ver.
Ahora bien, los registros de la incidencia de la pobreza del último quinquenio tienen como punto de partida el resultado de las tendencias verificadas en el país desde 1994 en términos de una creciente desigualdad de ingresos que hicieron que los niveles de privación crecieran sistemáticamente. Desde principios de 2003, el aumento del ingreso medio real y la mejora de la distribución de las remuneraciones de los ocupados, junto con el generalizado incremento del empleo, fueron factores que contribuyeron a la importante disminución de los índices de privación y de la concentración de los ingresos per cápita de los hogares.
Si consideramos el periodo comprendido desde el primer semestre de 2003 al último período informado por el INDEC- de octubre 07 a marzo 08-, del total de la población, uno de cada tres argentinos dejo de ser pobre, ya que la pobreza descendió del 54% al 20,6%, de manera tal que el 62% de las personas en estas condiciones en el primer semestre de 2003, dejaron de serlo en 2008. La indigencia tuvo una contracción mucho más impresionante: se retrajo del 27.7 % al 5.9 %, es decir que casi 8 de cada 10 personas que eran indigentes dejaron de serlo. Vale recordar que en mayo de 2003, la desocupación y la subocupación rondaban el 17,8% cada una, es decir casi 4 millones de personas tenían problemas de trabajo; en 2008, casi 2.5 millones de personas dejaron de estar en esta situación. A estas cifras hay que sumarles casi un millón trescientos mil nuevos beneficiarios de jubilaciones y pensiones incorporados en el último año y medio. La incorporación de estos casi 4 millones de personas al consumo, mas las mejoras en los ingresos de la población ocupada nos muestran un estado de cosas muy distinto de lo que habitualmente se pregona. Por ello, no puede negarse la existencia de pobres, tampoco el ideal de la erradicación total de las situaciones de pobreza o indigencia en nuestro suelo, pero las cifras y la realidad diaria no parecen dejar dudas de la disminución de la pobreza en los últimos cinco años.
Ello es evidente si comparamos los distintos resultados utilizados para desautorizar las cifras oficiales con el “uso” o la “interpretación” que se les otorga. Por ej. los informes del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina o el del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de La Plata, no permiten aseverar lo que supuestamente “afirman”, según algunos voceros, por distintas razones: Es indiscutible la falta de seriedad que tiene pretender medir la pobreza a partir de las percepciones “subjetivas” de la gente puesto que en Recoleta y en Lugano las percepciones serán diametralmente opuestas. Por otra parte, las cifras mostradas en el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina exponen una realidad muy distante a la difundida en los medios. Veamos, de acuerdo con las cifras reseñadas en dicho informe, referidas al periodo mayo/julio 2004- mayo/julio 2007, se da cuenta de una mejora en la mayoría de los ítems medidos. Se destaca una mejora de las variables Habitat, Salud y Subsistencia, que crece 7%; Trabajo y Autonomía Económica aumenta 8,5%; y un aumento en Acceso a Recursos Públicos – es decir la posibilidad de acceder a escolaridad mínima, al seguro de salud, a seguridad y a servicios públicos- del 10%. Aun mas, al discriminar por estratos sociales, indica que los entrevistados del estratos del estrato Muy Bajo consideran haber mejorado en los tres años considerados su situación respecto del Habitat, Salud y Subsistencia (22%), del Trabajo y Autonomía Económica (14.5%) y de Acceso a Recursos Públicos (7%). Al referirse al periodo 2007, se menciona que las Condiciones de Vida mejoran 2,1%, en tanto la Integración Social lo hace 1,5%.
No cabe duda alguna de que cualquier acción tendiente a morigerar la injusta distribución de la riqueza tendrá como lógica consecuencia la aparición de diversas “tensiones” tendientes a preservar el status quo ante de quienes son los sectores empresarios más beneficiados, esto necesariamente repercutirá en todos los niveles.
Ello no debe espantarnos ni sorprendernos, no puede creerse que la puja distributiva se evidencia sólo frente a los quintiles de menores ingresos de la población; en estos días podemos observar que los propietarios de camiones que transportan cereales han tomado medidas de acción directa para manifestarse contra la prolongación del conflicto agropecuario, la razón es más que evidente, el sector en conflicto tiene mayor capacidad de resistencia que el transportista, a modo de ejemplo podemos decir que este último tiene una mayor incidencia de gastos fijos o como dicen los mayores “viven al día”, sin posibilidad de recuperar el tiempo ni el trabajo perdido, mientras tanto los cereales se pueden acopiar el tiempo necesario.
Así la redistribución de la riqueza no puede apuntar sólo a la parte inferior de la pirámide de ingresos (pobres e indigentes), sino a la reformulación de la totalidad de la pirámide, ello necesariamente implicará las “tensiones” a las que me he referido. Solo una lectura de la realidad que subestima en grado deshonesto un estado de cosas, guiada por sus intereses particulares, puede explicar el por qué de la necesidad de desviar la atención pública de lo que es en realidad el centro de la cuestión: los objetivos de un modelo de desarrollo económico inclusivo.

martes, 3 de junio de 2008

Campesino! Campesino!!

Leí hoy en Crítica una excelente nota del Coco Blaustein, una joyita, como diría un amigo alguna vez "casi monto". Escrita en un lenguaje sencillo y que nos pone frente a la nariz las cosas que no siempre se dejan ver. Merece la reproducción.

Nobleza gaucha
Por Eduardo Blaustein

Un abuelo a quien no conocí, excepto para que intimidara desde su severa foto, trajo a mi viejo desde Polonia más o menos para el año 27. El viejo tenía seis años. Anduvieron a los tumbos por Lobería y Tandil, tiempo después de que cayera la piedra movediza. Por haber andado por esos pagos, mi viejo me legó una combinación paradójica: amor profundo por el campo y sin embargo un único y sombrío recuerdo de infancia rural: él subido a un carro que arrastraba una yegua vieja llamada Conga. El carro cargaba sebo para hacer jabón. Habrá que imaginarlo traqueteando sobre tierra escarchada.

Cuando ese chico fue mi padre comerciante, para volver a sus raíces nos llevaba por pueblos de la pampa húmeda –Buenos Aires, sur de Santa Fe y Córdoba, hasta la altura de Villa María y Belville– en los que correteaba lo que fuera. Todavía quedaban almacenes de ramos generales. Y desde siempre en mi casa se escuchó folclore por Radio Nacional. Y música clásica, sin traspasar jamás un límite inquietante a la altura de Brahms o de Stravinsky. Lo que viniera después era un poco loco para mis viejos.

Todo este introito para decir que, por vía de la empatía irracional con las cosas de tierra adentro, me asiste algún estúpido derecho a la hora de querer mandar a la recontraconcha de su hermana todos los discursos, posicionamientos políticos miserables y coberturas de quinta que circulan por estos días poniendo al campo en el homogéneo e incorruptible lugar de lo nobilísimo, de la curtida cultura del gringo sufrido, de la sabiduría yupanquiana y del póstumo lugar exclusivo en el que –dijo Carrió ante el cada día más fruncido Majul– la palabra vale, por gaucha. Alumbra en la Argentina otra nueva épica superficial: el campo generoso hizo todo lo que somos, de buenazo nomás y ahijuna.

“Es injusto castigar al sector que más dinero aportó a la economía”, dijo Macri hace tiempo. ¿A quién hay que cobrarle impuestos, man? ¿A los que no aportan dinero a la economía ni a sus bolsillos? “Las retenciones tienen un destino exclusivamente recaudador y fiscalista”, dicen a coro desde la Federación Agraria a la Sociedad Rural, desde la Coalición Cívica a la izquierda oxidada. ¿El criador de caballos pura sangre y dueño de quichicientas mil hectáreas Luciano Miguens no es de los que toda la vida consideraron pecado mortal la insolvencia fiscal? “Es para pagar la deuda externa”, sentencian voceros de lo gaseoso, que jamás han dicho –como en años de Alfonsín– “No al pago de la deuda externa”.

Y, entre tanto, cuánta acumulación al pedo de horas-hombre-movileros en las rutas. Sin que se les ocurra preguntar y dígame, paisano, cómo andan esas hectáreas, cuántas tiene y cuánto rinden, y cuánto le cuesta cuando las arrienda, cuánto recibía hace seis meses, qué ganancia tiene ahora. El amigazo De Angeli le dijo por TV al compañero D’Elía que tiene una chacra de 650 hectáreas. No queda claro si hay que sumarlas a las 800 que según Perfil le alquila a Yabito. Suponiendo un costo de arriendo de mil pesos por hectárea, hay que hacer la multiplicación y tener la guita sólo para animarse. Cierto: parece que este año la cosecha viene mal, que la seca puede joder la apuesta, que las retenciones para los pequeños y medianos son exageradas. Aun así: 800 hectáreas y las maquinarias que los De Angeli alquilan a otros productores son un capital interesante como para andar agitando fantasmas de “no queremos que nuestros hijos terminen en las villas de Buenos Aires”. O para acordarse de las villas miseria reales en lugar de las hipotéticas.

Hablando de folclore. En el secundario teníamos un compañero, el Loco Juárez, que entre otros numeritos toscos –eructos siderales, quitarse el zapato en medio de la clase, llevárselo a la oreja y decirle al profesor: “¡Teléfono!”– satirizaba la estética Tejada Gómez-Mercedes Sosa gritando a voz en cuello:

–¡Campesino! ¡Campesino! ¡¡¡Sobame el pepino!!!

El Loco es uno de los ciento y pico de desaparecidos del Nacional de Buenos Aires. No es que pretenda aquí homenajear su grito del pepino ni decir que los De Angeli –giran las cámaras en automático hacia Alfredo tras la contrapropuesta oficial, saboreando el conflicto –son Rockefeller. Se repitió mucho en estos días que Federación Agraria está haciendo de forro de los poderosos. No sé si es exactamente así. Pero sí que esta alianza contra natura –aun cuando haya sido estimulada por las pifias oficiales– ayudó a enredar la agenda de lo que se discute. No puede haber respuestas homogéneas y satisfactorias para demandas heterogéneas y enfrentadas. Por algo un día te dicen que todo son las retenciones y al otro día que son los tamberos, la carne y los chancheros.

Lo que quiero en esta discusión es ver los números. Muestren los números, muchachos. Los quiero ver más transparentes, en un país en el que la tragedia máxima siguen siendo todas las insufribles violencias de la desigualdad y la pobreza.