sábado, 10 de octubre de 2009

Lo logramos.....

Finalmente salió. Fueron 26 años de espera. El Parlamento tuvo la oportunidad de discutir esta ley tan importante. En el medio ocurrió de todo, chicanas de todo tipo, los más burdos intentos de desligitimaciones a los diputados (por parte de otros que aún lo son), audiencias y más audiencias, todo el mundo que quizo, pudo opinar.
A pesar de todos los intentos, la oposición no pudo siquiera redactar un diactmen de minoría que reuniera las críticas a los 50 artículos que decían. Las maniobras llegaron a lo más bajo , como no tenían ideas, las descalificaciones fueron de lo más rastreras.
Ahora falta la reglamentación….y los intentos de cerrarle el paso a la Ley a través de la Justicia. Si con todo el poder de fuego de los medios no pudieron voltear la sanción, dudo que puedan hacerlo en la Justicia.
Los cambios no son inmediatos, pero ya se respira otro aire, el de saber que ya no dependemos de lo que diga o no diga Clarinete, Américo o Todo Negro.
El kirchnerismo demostró una vez más su capacidad de iniciativa política, más aún luego de la derrota sufrida el 28J.
El compañero Pichetto demostró una vez más su capacidad oratoria (muy tristes los discursos de Sanz y Moralito). Interesante leerlo.

Señor presidente: voy a tratar de hacer una síntesis de algunas formulaciones que han hecho los senadores a lo largo de todo el día. Y, en primer término, quiero hacer alguna reflexión, fundamentalmente, sobre las palabras que acaba de expresar el presidente del bloque de la Unión Cívica Radical, de esta visión de una democracia consensual que la verdad es que no existe en el mundo. Creer que las sociedades carecen de la existencia del conflicto, de la disputa de intereses, creer que hay espacios únicamente para el consenso constituye indudablemente una mirada muy extraña sobre la vida cívica del país y sobre el funcionamiento parlamentario que, quiero decirlo, no comparto para nada. Sin duda, gobernar significa afrontar dificultades, dirimir conflictos en el marco de la sociedad, y los parlamentos resuelven los temas mediante el mecanismo de mayorías y minorías, a través del voto de sus representantes.
Hace muy poco tiempo, hubo un debate impresionante en Francia, donde se discutía la reforma de la Constitución, y se dirimió por un voto. Y no ocurrió nada dramático. Se definió por un voto. Acá vivimos, también, una noche trascendente, presidente, donde su voto desempató. Así que la verdad es que no creo en ese mundo feliz del consenso, en esa visión onírica de la democracia del rabino Bergman, quien el otro día, vino con toda esa visión fundamentalista de rabinos y curas, que tienen siempre buenas intenciones y nos vienen a dar clases de democracia acá, al Congreso. El otro día hicieron un acto patético en las puertas de este Congreso, donde se juntaron la Biblia y el calefón. Ese cortador de rutas profesional, que es el señor De Angelis, este rabino fundamentalista y, seguramente, creo que andaba por ahí Castells.
También quiero hacer una reflexión, señor presidente, sobre el doble estándar que se construye, muchas veces, desde los medios de comunicación y que algunos representantes de las cámaras expresan. Me refiero al doble estándar de los legisladores que se van de nuestro bloque y votan en contra del gobierno; son ídolos populares, pasan a tener la estima de la sociedad y son reporteados por todos los medios, mientras que aquellos senadores que deciden apoyar una propuesta del gobierno son tránsfugas, delincuentes, son Borocotó. Es interesante este doble estándar. La forma en que funciona la sociedad argentina y cómo se construye la comunicación está en el corazón de este debate.
Hechas estas reflexiones que me parecían fundamentales efectuar, no quiero contestar cosas que tienen que ver con el ejercicio del gobierno. El otro día, estaba mirando en la televisión un programa de Todo Noticias, un programa político interesante de dos periodistas que reporteaban a un economista que tiene cierta afinidad con la Unión Cívica Radical: Javier González Fraga. Uno de los periodistas le preguntaba sobre la situación económica de la Argentina y el economista, que es un hombre de trayectoria, que ocupó cargos importantes y que, además, tiene una visión hasta crítica del gobierno, dijo que la economía anda bien, que realmente hay algunos o muchos empresarios, en la Argentina, que quieren consumir noticias apocalípticas y que, realmente, la tendencia económica de la Argentina es favorable. Apuntó, incluso, algunos procesos de desinversión en el marco de la crisis internacional, pero dijo que los datos de la economía real son interesantes, que la Argentina no va a caer en default, que la Argentina tiene posibilidades grandes de recuperarse. Es muy interesante. En realidad, lo que se consolida en la opinión pública es la visión de la destrucción, del discurso apocalíptico, todo negativo, todo destructivo. No quiero hacer referencias. Lo que digo es cómo se construye sobre la base de la destrucción del otro.
Acá no estamos discutiendo proyectos. A lo largo de este debate que hicimos, en muchas oportunidades, he escuchado que la descalificación es hacia el gobierno y no hacia el contenido de la norma, porque es el gobierno el que lo ha hecho y, entonces, está mal y éste es un gobierno autoritario.
Recién reflexionaba con mis compañeros de banca sobre los multimedios que maneja el gobierno, una radio municipal de la Universidad de Lomas de Zamora. El "holding K" maneja también Radio del Plata, dicen, a través de una empresa afín con el gobierno. Estos son todos nuestros multimedios. Y cuando uno analiza el flujo de la información en la Argentina, se da cuenta de que el 98 por ciento de la información política es realmente contraria al gobierno, negativa al gobierno. Incluso —les digo más—, a veces, hasta tengo una visión de los medios públicos en el sentido de que son tan plurales, tan democráticos que hablan mal del gobierno. Es extraordinario. La verdad, es para reírse, realmente.
Yo escuché a una senadora hablando de Radio del Plata y de otros medios. Que me diga cuáles son los otros medios, porque en el espectro de la radio y de la televisión argentina, nadie habla bien del gobierno. Uno, cuando corre la perilla, es una cosa atroz, especialmente en los últimos tres o cuatro meses, en que esto se ha profundizado de una manera notoria. Ni hablar cuando uno lee los diarios a la mañana. Sería interesante descubrirlo porque, a lo mejor, nos estamos manejando muy mal.
Ahora, vamos a entrar en algunos de los temas que tienen que ver con la ley, porque lo que vinimos a discutir acá es una ley de medios de comunicación audiovisual, una ley que tiene un fuerte contenido democrático, superadora indudablemente de esta norma que rige hasta ahora, la 22285, de un gobierno autoritario, un gobierno que limitó libertades. No voy a profundizar tanto en ese tema, que es casi obvio. (texto completo)

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