miércoles, 12 de noviembre de 2008

El desafío de cuidar el trabajo

Ante la posible merma de la actividad productiva como resultado de la presente crisis económica internacional, el Gobierno replantea su programa para dinamizar la economía y proteger los avances logrados en el mercado de empleo desde 2003.
El impacto de la crisis económica y financiera internacional comienza a hacerse sentir en algunas ramas de la industria por la desaceleración de la demanda mundial y por las necesidades de las transnacionales cuyas casas matrices están siendo sacudidas por la crisis y que buscan salvar puestos de trabajo en sus países de origen.
Pensando en un futuro contexto de restricciones provenientes de los efectos comerciales de la crisis en la región, el Gobierno replantea las estrategias de su programa de desarrollo teniendo en cuenta esta nueva realidad proponiendo una presencia mayor del Estado para garantizar los avances logrados. Dentro del conjunto de medidas previstas por el Gobierno, se destacan las relacionadas con la preservación de los puestos de trabajo, que incluye el seguimiento caso por caso y la activación inmediata de todos los instrumentos existentes para evitar los despidos y la consecuente caída en el nivel de empleo, sin duda el mayor capital que ostentan Néstor Kirchner y su sucesora Cristina Fernández desde 2003. Dicho esfuerzo se explica, por un lado, por el enorme impacto social que tendría la pérdida de puestos de trabajo y, por otro lado, para resguardar los cambios estructurales logrados. En un reciente informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) sobre “Cambios en el Mercado de Trabajo durante el período 2003-2008” se destaca que “el crecimiento de la tasa de empleo habitual fue de 6,5 puntos porcentuales (p.p.) entre 2003 y 2008” y que “desde fines del año 2006 se consolida por debajo del 10% y durante 5 trimestres consecutivos se mantiene en valores inferiores al 9% de la Población Económicamente Activa”. En los últimos 5 años, los cambios estructurales más importantes detectados fueron: (i) el trabajo como contraprestación laboral de un plan de empleo se reduce notablemente por el desplazamiento hacia empleos formales; (ii) el empleo en el sector privado crece no solo por la incorporación de desocupados sino también por la absorción de empleados de otros segmentos; (iii) la ampliación del universo de jubilados –en edad de jubilarse pero sin aportes o con aportes incompletos- disminuye el crecimiento artificial de la PEA; (iv) si bien el aumento del empleo ‘formal o registrado’ no genera un aumento del empleo en general, sí permite el aumento de puestos de trabajo de calidad.
Alcanzar estas metas no ha sido sencillo. Según el Secretario de Empleo de la Nación, Enrique Deibe, son “producto sin duda alguna de la políticas económicas heterodoxas aplicadas, que permitieron el desarrollo del mercado interno, volcando ingresos a los sectores más pobres que motorizaron, a su vez, el mercado interno”, generando así un círculo virtuoso: “a mayor sueldo, mayor consumo que genera a su vez mayor producción y deriva en una mayor necesidad de puestos de trabajo”. Agrega que “la fuerte inversión en obra pública y en la construcción de viviendas tuvo un impacto muy fuerte y dinamizador del mercado laboral”. Por caso, en 2003 existían 70 mil trabajadores de la construcción registrados, en 2008 son 500 mil. El Gobierno realizó una fuerte apuesta por el “trabajo, como la mejor medida para la inclusión y como salida de la situación de pobreza de las personas”. En este sentido se hizo una fuerte inversión en capacitación, que llevó “a que se ejecutaran más de 250 millones de pesos en los últimos cinco años, que para 2008 significará una inversión de 100 millones de pesos”. La principal apuesta fue la generación de puestos en el sector privado industrial, aquellos empleos mejor remunerados y con mayor nivel de formalidad.
Será todo un desafío consolidar estos cambios sin perder de vista el horizonte de profundización de las medidas aplicadas hasta ahora que permitieron generar más y mejores puestos de trabajo. Como bien dicen los economistas cercanos al Ejecutivo Nacional, de la crisis solo se saldrá con mayor crecimiento y mayor presencia del Estado. Para ello, el Gobierno, de matriz keynesiana e intervencionista, jugará sus mejores cartas para compensar una caída de la actividad.

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