jueves, 5 de marzo de 2009

Es la balanza que no ayuda..


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que en la próxima reunión del G-20, la Argentina reclamará la reformulación del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y también regular el movimiento de capitales a nivel global. Sin duda, la corrección de los desbalances globales –que contribuyeron a la gestación de la crisis financiera- y la reforma de los entes multilaterales, como el FMI, permitirían paliar la crisis de los países en desarrollo, que han sido los responsables de las tres cuartas partes del crecimiento de la economía mundial en los últimos diez años.
Hoy, en cualquier país del mundo el superávit de cuenta corriente es inseparable del déficit en la cuenta de capital. O dicho de otra forma, si se tiene una cuenta corriente a favor, quiere decir que está exportando capital al resto del mundo o viceversa. En los últimos diecisiete años, el déficit de cuenta corriente de Estados Unidos aumentó en forma considerable. En el año 2007 fue de algo así como el 1,5% del PIB mundial. Este déficit creciente fue financiado principalmente por países productores de petróleo, países de Asia —especialmente China— y Japón. En pocas palabras: la primera potencia económica y militar mundial ha estado importando capitales a un ritmo creciente desde las economías en desarrollo, provocando un desbalance global tal que constituye uno de los focos de incertidumbre mundial más importantes.
Existen distintas teorías que explican por qué el mundo en desarrollo hace este tipo de cosas. Una razón bastante evidente es que con el fin de evitar las típicas crisis financieras de la década pasada -abruptos cortes en los flujos de capitales-, muchos países optan por acumular reservas internacionales en dólares. Esto se explica porque las erróneas políticas implementadas por el FMI en los años ‘90, impulsando la apertura económica y la liberalización de los mercados –fundamentalmente para que los países centrales recibieran el flujo de esos capitales-, nunca sirvió a nadie para salir relativamente bien de una situación de crisis. Como es claro, la institución creada globalmente para auxiliar financieramente a países en dificultades, fracasó rotundamente en su principal cometido. La prueba la dan los países que podían llegar a necesitar su ayuda optaron por el doloroso camino de acumular dólares por cuenta propia como forma de reaseguro ante una posible crisis. De forma muy esquemática, esto quiere decir que los países con menor desarrollo relativo optaron por ahorrar –generando un superávit de cuenta corriente- una parte de su ingreso comprando dólares para cubrirse ante crisis generadas por los movimientos de las finanzas internacionales. El problema no es la superabundancia de ahorro de los países emergentes, sino el ahorro forzoso causado por la ineficiencia del FMI.
El inmenso flujo de capitales movilizándose hacia los EE.UU. permitió que bajara la tasa de interés, el crédito se hiciera más barato y que gracias a las nuevas tecnologías, a las regulaciones favorables y a las innovaciones en el sector de los servicios financieros, los mercados financieros salieran a la búsqueda de eso que llaman "rendimiento". Por un momento este aparente círculo virtuoso hizo maravillas económicas. Hasta que la burbuja explotó.
Hoy, hace falta que China y el conjunto de los países emergentes consuman e inviertan más que antes, y que la economía de Estados Unidos sea más efectiva generando capital que consumiéndolo. Entonces, para comenzar a solucionar la crisis, se deberían estructurar mecanismos de liquidez eficientes para las economías en problemas. De esta manera, los países en desarrollo podrían consumir e invertir estimulando la demanda interna. Así reducirían su demanda de dólares y por lo tanto su superávit de cuenta corriente, lo que dará lugar a menores flujos de capitales hacia las economías desarrolladas. Hasta ahora, la abundancia de capital y la extensión del crédito no han remediado los problemas de fondo; sólo los han postergado, hasta estallar la burbuja global.

No hay comentarios: