sábado, 12 de abril de 2008

El hambre aprieta....y mata

Luego de leer uno de los titulares del matutino The Guardian, encuentro una noticia que la prensa escrita nacional no suele cubrir habitualmente, ya que no se trata de una contienda habitual: la guerra del hambre. En dicha nota se da cuenta de lo que sucede en Egipto en estos días. Muy impresionante, en los últimos dos meses 11 personas (sí, seres humanos) murieron en la cola para obtener pan, algunos por agotamiento, por ataques al corazón, reyertas o accidentes. La crónica continúa con las declaraciones de algunos pobladores, "estamos tan mal que tenemos que comer perros o burros". Agrega el cronista "que recientemente, en Giza, un carnicero fué enjuiciado por vender carne picada adulterada". Parece un chiste, pero no lo es. El alza reciente de los precios de los alimentos, significa que los hogares más pobres del mundo subdesarrollado, que apenas sobreviven con sus ingresos fijos, sufrirán de hambre. En el mundo, hoy. En un futuro cercano, la TV mostrará las barrigas de niños malnutridos junto a los rostros macilentos de sus madres, ambos desvastados por la desnutrición y por las infecciones. Muchos morirán sin que nadie pueda pedir por ellos. El aumento de los precios de los alimentos no se explica sólo por la difusión de los biocombustibles. La especulación en los mercados agrícolas, que no tiene dios ni patria, funciona paralelamente a la especulación con el precio del oro, del aceite, del petróleo y de los minerales.
Sería esperable que esta clase especuladora se diera cuenta que al beneficiarse con la volatilidad de los precios de los alimentos, lo hace a expensas de las vidas de madres y niños.
Sería loable que los organismos de crédito, también tomaran nota de esta situación. Es de esperarse, por otro lado, que la dirigencia local agropecuaria se anoticiara de la situación y dejara de lado las prácticas extorsivas.
Hace ya un tiempo, motivado por las primeras manifestaciones sobre el impacto de la producción de biocombustibles sobre el costo de los alimentos, escribí esta nota para un diario. Aquí se las comparto.

Los biocombustibles, ¿qué impacto tienen en los precios de los alimentos?

La sustentabilidad de la producción de biocombustibles ha sido puesta en duda recientemente en Gran Bretaña. El Comité sobre Medio Ambiente de la Cámara de los Comunes se encuentra evaluando sus probables consecuencias negativas. Aunque globalmente se ha difundido su elaboración como una alternativa verde al petróleo, en los Estados Unidos, donde enormes plantas procesan el maíz para obtener etanol, la producción ha sido criticada recientemente por ocasionar un aumento en el precio de los alimentos. En el último año, el alza en los precios de los cultivos agrícolas ha pasado al primer plano en el debate acerca de un posible conflicto entre alimentos y biocombustibles.

Distintos factores, como una economía global aún altamente dependiente del petróleo, sumada a las cada vez más limitadas reservas mundiales, más la demanda creciente de China e India, provocan no solo una carrera alcista del precio del crudo, sino que la Unión Europea, los Estados Unidos y Brasil apoyen fuertemente la producción de biocombustibles líquidos. Ese apoyo comprende medidas directas, como incentivos para el consumo, estímulos para la producción y normas de consumo obligatorio, o indirectas, como los elevados aranceles con que se grava la importación de etanol.

La sustitución de los combustibles tradicionales por biocombustibles ofrece ventajas tales como la diversificación de fuentes de energía y, desde un punto de vista geoestratégico, una mayor seguridad en la provisión de ésta. Sin embargo, hay razones que se deben tener en cuenta al difundir el uso y desarrollo de estos combustibles. La más rigurosa es el factor costo-eficiencia de la producción, también en qué medida aporta a la reducción de gases de efecto invernadero así como la competencia por el uso de la tierra para la producción de alimentos. En este sentido, el precio del maíz en los Estados Unidos creció más del 60% en el período 2005-2007, por causa, en gran parte, del programa de producción de etanol. La mayor demanda del mismo maíz que los granjeros utilizan para alimentar a las vacas lecheras, impulsó un aumento del 38% en el precio de la leche.

En la Argentina la producción ha sido hasta ahora marginal. Dejando de lado la experiencia de las alconaftas en los ’80, el interés por el biodiesel recién comienza a manifestarse a finales de los ’90, surgiendo desde entonces diversos emprendimientos y proyectos en el país. Más recientemente, en el año 2004, se crea el Programa Nacional de Biocombustibles. Las razones expuestas en dicho Programa aluden a los posibles beneficios ambientales y sociales, entre ellos la mitigación del cambio climático y una contribución a la seguridad energética. Sin embargo, los efectos económicos, ambientales y sociales se encuentran aún en debate, discusión que abarca el tipo de materia prima agrícola empleada y el proceso de producción aplicado.

En este escenario, según los especialistas, nuestro país presenta distintas ventajas comparativas: posee una sólida estructura exportadora (durante la campaña 2006/2007, fue el 1er exportador mundial de aceite de soja), muestra un significativo crecimiento de la superficie sembrada con soja (aunque el avance de la frontera agrícola presentó efectos negativos), el régimen de promoción de los biocombustibles tuvo una razonable aceptación entre los productores agropecuarios y los costos de producción de las oleaginosas son de los más bajos del mundo. La necesidad de producir un combustible alternativo al gasoil, las decrecientes reservas de crudo nacional, un mercado internacional demandante de biodiesel y la presión de los productores agrícolas por abrir un nuevo mercado que mejore los precios de sus productos son las principales fuerzas que impulsan la producción. Pero este cambio puede no ser gratuito. La sustitución de cultivos destinados a la producción alimentaria y la destrucción de ecosistemas naturales o efectos indeseables sobre los suelos pueden ser las consecuencias negativas. Todos estos factores deben ser tenidos en cuenta al momento de evaluar los costos y los beneficios. La utilización de granos para producir energía aún no ha puesto en peligro la oferta global de alimentos, pero será mucho más difícil para los países subdesarrollados acceder a ellos.

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