martes, 3 de febrero de 2009

Relatos de la crisis II

Pese a los esfuerzos de los grandes medios anticipando que la temporada veraniega sería atroz -preanuncio de lo que sería la economía argentina en 2009-, las cifras de la economía real muestran una imagen totalmente distinta. Si bien la temporada tuvo un inicio un tanto incierto, en general los argentinos se fueron de vacaciones igual que en los últimos años: Mar del Plata mantiene los niveles de ocupación del verano pasado, los espectáculos teatrales venden la misma cantidad de entradas que años atrás y la ciudad de Buenos Aires está tan desierta como los últimos eneros.
Para los grandes trusts formadores de opinión pública esta temporada estival es horrible por efectos de la crisis, colocando a la gente ante un verdadero desafío: creerle a su experiencia en los lugares de veraneo o a lo que le dicen los grandes medios. Doña Rosa paga el tomate a dos pesos con cincuenta en la verdulería de la esquina pero cree que lo está pagando cuatro pesos como le dice el diario. Ante este dilema, los mitos de que hay que consumir menos, que hay que ser precavidos, toman fuerza. A desalentar estos mitos se dirigen justamente las medidas -que fomentan el mercado interno- implementadas por el Gobierno y que ayudarán a soportar la desaceleración de la actividad, en un entorno económico internacional crítico. Un estímulo oportuno, transitorio y dirigido.
La reacción de algunos medios críticos -tratando de birlar el verdadero sentido de las medidas adoptadas- podría ser interpretada como un síntoma de la impotencia de los mismos ante una realidad que no se ajusta a sus vaticinios. Intentando imponer su realidad por sobre los hechos palpables, juegan a convencer a la gente de que la situación económica está en los albores de una crisis como la del 2001. Cuando la gente ve que puede repetir su rutina veraniega, su realidad contrasta con lo que lee en la prensa.
Sin duda, la crisis es más de expectativas que de realidad, más importada que local y más en los medios que en la realidad. En tanto el mundo sufre las distintas etapas de la crisis económica, Argentina aún puede exhibir indicadores de crecimiento. Las ventas minoristas de diciembre fueron buenas y enero tampoco refleja un escenario recesivo; los empresarios se quejan porque agotaron su stock de heladeras, todo un síntoma de un verano “caliente”. Según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el crecimiento de 2008 fue del 7,1 por ciento, la producción manufacturera tuvo una suba del 4,9 por ciento en tanto el desempleo se ubicó en el 7,3 por ciento, un 0,2 por ciento menor que el año pasado. Con respecto a las previsiones de las empresas industriales para el primer trimestre de 2009, el 58,5% de las firmas anticipa un ritmo estable en la demanda interna; el 56,8% de las empresas consultadas prevé un ritmo estable en sus exportaciones totales; el 86,3% de las firmas no advierte cambios en la dotación de personal y el 78,1% de las empresas anticipa un ritmo estable en la cantidad de horas trabajadas. Consultados en diciembre los empresarios de la construcción -quienes recibirán una parte importante del plan de incentivos del plan de “mantenimiento del empleo y fomento del trabajo”- acerca del impacto que tendrá en el sector el plan de obras públicas, se obtuvo un panorama favorable tanto entre quienes realizan principalmente obras públicas y entre los que hacen mayoritariamente obras privadas: entre los empresarios que se dedican principalmente a realizar obras públicas, el 80,5% cree que el plan será positivo; por su parte, el 50,0% de los consultados que realizan principalmente obras privadas cree que el impacto en el año 2009 del plan de obras públicas será positivo.
El Gobierno continúa ratificando la ruta que ha frecuentado desde 2003: un camino ubicado en las antípodas de las medidas ortodoxas recomendadas por la “democracia mediática” vernácula y que permitió uno de los más altos crecimientos económicos del mundo en el último quinquenio.

2 comentarios:

Ester Lina dijo...

Las políticas llevadas a cabo desde 2003, no tienen marcha atrás. No creo que nadie que llegue al gobierno pueda desandar lo que se ha transitado en Derechos Humanos; será imposible abandonar la unión de casi todos los países sudamericanos, y muchos menos, revitalizar una discusión nacional por el ALCA... Confío en que nadie aceptará la reconversión de un modelo productivo por una economía de especulación. Ni volverán a vender las empresas, ni podrán dar marcha atrás en las obras públicas, y ebn las numerosas intervenciones del Estado...
Las alianzas que hoy se están tejiendo, en mi opinión, facilitan al gobierno, porque se dan una ubicación, se aglutinan como "la contra" y por ende, se segregan solas...
Te mando un abrazo!!!

Yaya dijo...

Esperemos que así sea..